Saludables resoluciones antineoliberales de la gran mayoría de los congresistas.
Inconsecuentes y confusos discursos sobre los errores de la dirigencia de la CUT. Encendidas y emocionales proclamas sobre la falta de democracia interna y sobre los orígenes de la sindical.
¿Cómo andamos por casa?
Sin lugar a dudas hacerle el juego a los neoliberales significa facilitarles el camino para profundizar su modelo; aceptar su política de los consensos; obedecer al gobierno de turno por sobre la voluntad consciente de las bases; resistir sólo de palabra para ganar votos; colocar por encima de la unidad y de la lucha organizada, las diferencias y errores entre los que marchamos juntos; pretender hacer creer que democracia es colocar una rayita en un papel, sin considerar si se hace en forma conciente (con toda la información, conocimiento, debate y análisis necesarios y con real acceso a la toma de decisiones) o con real participación; pero, por sobre todo, desconociendo, en el discurso y/o en la práctica, o no colocando en el centro, la traba principal para avanzar en la conquista de los derechos de los trabajadores y de los chilenos en general: la aún pendiente superación del actual sistema político neoliberal, que paradojalmente tiene "votación universal" (como entienden universal los que pretenden transformar la realidad desde la teoría pura o los que no quieren superar la realidad de la vida cotidiana, de lo particular, de lo doméstico).
Olvidan que más del 50% de los chilenos votó por Piñera, a pesar del “voto universal”. Olvidan que en los procesos electorales del modelo neoliberal las calles están llenas de propaganda de los que se han apoderado de la mayor parte del producto (mucho dinero en todo tipo de medios de propaganda) a costa de los que tienen que sufrir los embates del modelo y que votaron de ese modo. Olvidan que los medios de comunicación están copados por los neoliberales. Olvidan que los trabajadores del sector privado están sometidos a una sostenida y permanente represión neoliberal dentro de sus empresas para evitar que se pronuncien políticamente o para que vayan a votar o para que se sindicalicen y participen de la vida sindical (los trabajadores del sector público estamos comenzando a sentir la represión sin disimulo de manos de los herederos de la dictadura pinochetista). Olvidan que los subcontratados, los temporeros, los eventuales, etc. ni siquiera tienen suficiente dinero para concurrir a sus trabajos y tienen que optar entre comer y pagar un pasaje. Olvidan que en sus propias organizaciones nacionales no tienen voto universal, ni tampoco se caracterizan por ser los más convocantes de sus bases en las movilizaciones, ni son los promotores del debate franco, suficiente y profundo en sus propias asambleas. Olvidan que mantienen “en casa” un sistema uninominal, dándole recién paso a un posible sistema binominal, mediante mecanismos que no se hacen cargo de la “teórica” aspiración “de un socio un voto”.
Subliminalmente hacen creer que esta mayoría absoluta en la CUT (715 votos sobre 38), que está por el voto universal, pero construyendo antes las condiciones de participación real en este mecanismo, es del todo homogénea. Pretenden hacer creer que todos serían partícipes, por acción u omisión de los compromisos antidemocráticos con los gobiernos de turno y que como tales, no se dejan conducir por los “verdaderamente democráticos” (ellos, que aspiran a conducir la CUT), los que quieren ahora, sin preparar las condiciones, el voto universal. Como no ven tan próximo, ni uno ni otro objetivo, disimuladamente hacen notar la amenaza de la división. Los más disimulados le echan la culpa a los otros.
Cuando en sus propias organizaciones, algunos de sus socios les amenazan con separarse por no querer avanzar hacia el voto universal, levantan el discurso de que la amenaza de separarse, no es el camino. Sin embargo, no lo dicen así ni con tanto carácter cuando ellos están en minoría en la CUT, planteando justamente aquello que negaron en el seno de su misma federación. Más bien dicen confusamente: cuidado los que están por el voto universal ahora están pensando en separarse de la CUT.
¡Qué consecuencia de estos demócratas por el voto universal ya!, por un lado y ¡Qué brillante observación de la realidad es la que demuestran!, por otro.
Justamente en las organizaciones del sector público es donde existen mejores condiciones para la elección universal (todos concurren en horarios conocidos y se pueden hacer más fácilmente asambleas informativas), pero los teóricos del cambio social (idealistas, al fin) no lo entienden así, pues sus propuestas probablemente no arrancan de un análisis completo, profundo y universal (¿Universitarios?) de la realidad social, sino que lo más probable es que arranquen de concepciones teóricas ahistóricas, al estilo de los dogmas de todo tipo. Como péndulos a la deriva se mueven en una y otra concepción, según calculen que les sirva para sus aspiraciones personales de llegar a ser líderes de las masas, por sobre la voluntad conciente de éstas.
Esta es una crítica constructiva, que llama a enmendar rumbos y no a llevarse la pelota para la casa.
Valorando en su real dimensión las conclusiones del congreso de la CUT, los siguientes elementos o resoluciones son de alta significación: la decisión de declararse en oposición al modelo (cambios políticos incluidos) y a los gobiernos que lo sostienen, abierta o solapadamente (la derecha es sólo el actual gobierno de turno, antes hubo otros); la inclusión en la plataforma, junto a los objetivos políticos, de la defensa de la educación y la salud pública, de la seguridad social, de la recuperación y la defensa del patrimonio nacional, de los recursos naturales y de la creación de una normativa ambiental soberana, entre otros; la decisión de construir desde la base y no por arriba organismos político-sociales que asuman esta tarea unitariamente (no sería oportuno por arriba si, según concordamos, falta la etapa de renovar o escoger a los mejores líderes para ello); declarar este año y los que siguen como los años de la protesta social; y avanzar en las condiciones para alcanzar el voto universal dentro de las organizaciones que conforman la CUT y en la CUT misma, creando, en lo inmediato, los congresos regionales, las CUT comunales y ampliando la base de dirigentes que elegirían a los nuevos líderes de la CUT (medio por el cual se podría dilucidar si pueden ser dirigentes quienes han obedecido al gobierno de turno más que a sus bases).
Confiamos en los chilenos, en el ser humano, en los trabajadores. Sabemos que la vida tal como es, su base material y su transformación, el ser social, va modificando las ideas y concepciones de los que luchan. Estamos seguros que tarde o temprano alcanzaremos la necesaria consecuencia y una visión profunda de la realidad social, compartida, junto, incluso, a aquellos que hoy han confundido el tipo de liderazgo al que la mayoría de los chilenos aspiramos, pero que deberán cambiar mañana, luego de tanto engaño, muerte y miseria a la que nos someten los neoliberales de lomo y toro o los neoliberales que sin saberlo o haciendo como que no lo saben, les siguen el juego.
A trabajar por la unidad de la FENPRUSS y de la CUT por sobre las diferencias. A construir un FRENTE AMPLIO NACIONAL, desde la base, que luche por un gobierno de nuevo tipo para CHILE, que haga realidad la verdadera participación de los trabajadores en las grandes decisiones del país. El trabajo es la fuente de todo valor, los trabajadores deben ser, por lo tanto, al mismo tiempo, sujeto y objeto, los actores principales y la preocupación central de toda sociedad y de sus instituciones. Los trabajadores junto al pueblo construiremos la democracia conciente y participativa y la justicia social a la que aspiramos la mayoría de los chilenos.
A colocar en práctica las resoluciones del congreso de la CUT. A trabajar para crear las condiciones para una REAL PARTICIPACIÓN, UNIVERSAL Y CONSCIENTE en todas las estructuras de los trabajadores, a derrotar a los neoliberales con UNIDAD, ORGANIZACIÓN y PARTICIPACIÓN UNIVERSAL en la lucha por estos nobles objetivos.
Leonardo Beltrán
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